Por: Alejandro Tibaduisa L.
En la voz de Adriana Suárez, exdirectora ejecutiva de Invest in Bogotá, se entrelazan la memoria de una ciudad que comenzaba a abrirse al mundo y la visión de una agencia que supo posicionarse como referente regional en atracción de inversión.
Durante su paso por la entidad, lideró procesos que marcaron un punto de inflexión, como la implementación del programa Talk to the World -que formó en inglés a miles de jóvenes- o la consolidación de la Marca Ciudad, un esfuerzo pionero de articulación institucional en torno al turismo, la cultura y los negocios. “Cada proyecto tenía un propósito de ciudad”, recuerda, con la convicción de quien sabe que el impacto va más allá de las cifras.
Desde su experiencia, Invest in Bogotá ha sido más que una agencia: ha sido una plataforma de encuentro entre talento, conocimiento, inversión y confianza. Para ella, el éxito de la entidad ha estado en su enfoque consultivo, en la calidad de su equipo y en su capacidad de generar relaciones de largo plazo con inversionistas globales.
Bogotá Big Ideas: ¿Cómo fue su llegada a Invest in Bogotá?
Adriana Suárez: Llegué a Invest in Bogotá en 2010 y fue una experiencia muy grata. La organización siempre se ha caracterizado por tener un talento humano espectacular. Virgilio (Barco Isakson, primer director de la agencia) había construido un equipo excelente, con una metodología de atracción de inversión que funcionaba muy bien.
Vale la pena recordar que las agencias de promoción de inversión regional empezaron a crearse entre 2006 y 2007. Yo trabajaba muy de cerca con Invest in Bogotá, con Virgilio en ese momento, cuando yo era gerente de Promoción de Inversión en Proexport (hoy ProColombia), y con otras agencias del país como ProBarranquilla y ACI Medellín, que también estaban iniciando.
BBI: ¿Qué percepción tenía el ecosistema de negocios sobre Invest in Bogotá cuando usted asumió la Dirección Ejecutiva?
A.S: Invest in Bogotá ya estaba bien posicionada a nivel nacional e internacional. Lo que más se destacaba era su estructura público-privada, diseñada desde su creación por Virgilio y por Mónica de Greiff (entonces presidenta de la Cámara de Comercio). Desde el principio pensaron en una agencia que perdurara en el tiempo.
También era reconocida por su metodología orientada a resultados, con un enfoque consultivo. Todo el equipo tenía metas claras y se trabajaba en sectores con ventajas competitivas, lo que dio como resultado un fuerte posicionamiento durante los primeros años.

BBI: ¿Cómo era Bogotá al comenzar la segunda década del siglo XXI en materia de inversión?
A.S: Colombia vivía un buen momento para la inversión. Era la época del entonces presidente Álvaro Uribe y había mejorado la confianza gracias a la percepción de seguridad. El mundo comenzaba a ver al país de forma distinta.
Bogotá por su parte tenía -y sigue teniendo- características muy atractivas: ser la capital, el tamaño de su mercado, la calidad de sus universidades y el aeropuerto El Dorado como activo logístico. En lo político había otros retos, además competíamos muy fuerte con Medellín, que había consolidado bien su articulación público-privada, en parte gracias a Ruta N.
BBI: ¿Cuáles eran los principales desafíos para promover a Bogotá como destino de inversión?
A.S: No contábamos con suficientes incentivos. Otras ciudades en Brasil, India o Chile ofrecían exenciones tributarias o terrenos para inversionistas. Aunque lo evaluamos muchas veces, no fue posible consolidar ese tipo de beneficios debido a que se necesitaba articular a muchos actores. Sin embargo, la ubicación geográfica, el talento y la presencia de empresas extranjeras ya establecidas, jugaron a nuestro favor.
BBI: ¿Qué decisiones marcaron un punto de inflexión en atracción de inversión?
A.S: Dos proyectos fueron clave. El primero fue Talk to the World, que inició Virgilio y que nosotros ejecutamos. Buscaba certificar y formar en inglés a personas de bajos ingresos para fortalecer el sector BPO. Certificamos a unos 12.000 estudiantes, quienes luego accedieron a programas operados por reconocidas instituciones de inglés, y pudieron buscar y conseguir empleo.
El segundo fue la Marca Ciudad. Invest in Bogotá jugó un rol fundamental en articular actores de turismo, eventos corporativos, musicales y más. Fue un proyecto retador, pero de gran impacto y que ha perdurado.
BBI: ¿Cuáles eran las principales demandas de los inversionistas?
A.S: Bogotá tenía más talento bilingüe y especializado que otras ciudades del país. Por eso los inversionistas se reunían con universidades y conocían el potencial humano. La ubicación cercana a EE. UU., México y Brasil también era una ventaja, así como el conocimiento sectorial en salud, petróleo y gas, BPO, software y tecnología.
“Bogotá tenía —y sigue teniendo— características muy atractivas: ser la capital, el tamaño de su mercado, la calidad de sus universidades y el aeropuerto El Dorado como activo logístico.”
BBI: ¿Qué empresas invirtieron durante tu gestión?
A.S: Acompañamos unas 15 inversiones nuevas. Entre ellas, Sutherland, empresas de dispositivos médicos, Endeavor y Belatrix, que buscaba establecer una oficina en Colombia. Apoyamos su proceso de soft landing en Bogotá y, tiempo después, fue adquirida por Globant, que también llegó al país en ese periodo.
BBI: ¿Qué valores caracterizaron tu liderazgo en Invest in Bogotá?
A.S: Siempre he liderado con el ejemplo. Soy trabajadora y exigente, y tuve grandes jefes que me enseñaron a enfocarme en resultados. No se puede pedir compromiso si uno no lo demuestra primero. Además, el equipo de Invest in Bogotá en ese momento era espectacular.
BBI: ¿Cuántas personas conformaban el equipo en ese entonces?
A.S: Cuando llegué éramos 18 personas, y al final terminamos siendo 30. Se creó el área de Comunicaciones y un grupo especial enfocado en Marca Ciudad, con un trabajo de articulación muy exigente que asumimos desde la agencia.
BBI: ¿Qué debe caracterizar a un equipo de promoción de inversión?
A.S: Debe tener una naturaleza híbrida: comprender los sectores, los modelos de negocio y resaltar las ventajas de la ciudad. Pero también debe tener habilidades de relacionamiento, hablar inglés, entender la profundidad de los negocios y ganarse la confianza de las empresas. Lo que ha hecho muy bien Invest in Bogotá es entregar información de alta calidad, gratuita, que los inversionistas valoran profundamente.
BBI: ¿Cómo ha cambiado la confianza inversionista en la ciudad?
A.S: La confianza inversionista depende también del contexto nacional. Hoy hay retos importantes en algunos sectores por los cambios de visión política. Sin embargo, la continuidad de los proyectos desde el gobierno distrital ha sido clave para mantener una buena articulación entre sector público, privado y academia.
BBI: ¿Cómo imagina a Bogotá en los próximos 10 o 20 años?
A.S: Bogotá ya es un hub de emprendimiento. Su ecosistema es robusto y competitivo frente a ciudades como Buenos Aires o Ciudad de México. Me imagino una ciudad con mejor infraestructura, mejor movilidad y mayor calidad de vida. Necesitamos avanzar con el Metro, mejores vías, entradas y salidas más eficientes.
BBI: ¿Qué consejo le darías a quienes hoy lideran Invest in Bogotá?
A.S: Que se enfoquen en los grandes proyectos de ciudad. Aunque son complejos, Invest in Bogotá debe tener un rol preponderante en su articulación y consolidación. El Campus de Ciencia, Tecnología e Innovación es un ejemplo: traerá muchos beneficios y la agencia tiene mucho por aportar.
BBI: En una frase, ¿qué representa para ti Invest in Bogotá?
A.S: La mejor agencia de promoción de inversión de la región, un aliado estratégico para quienes quieren invertir en la ciudad.