Luz Aleyda Vanoy está a punto de cumplir 18 años en la agencia Invest in Bogotá
Por: Mariana Castellón
Luz Aleyda Vanoy, mejor conocida como Lucecita es una de las caras más amables de Invest in Bogotá. Ha estado presente desde ya casi 18 años en la agencia, coordinando servicios generales y poniendo sus habilidades en función de mejorar el ambiente de trabajo; una labor que todos en la oficina agradecemos siempre. En esta entrevista hablaremos un poco sobre cómo ha visto crecer a la agencia y cómo ha crecido junto con ella.
Para empezar, me gustaría preguntarle si recuerda su primer día en Invest in Bogotá y qué sintió al entrar en la agencia.
¿Mi primer día? Claro que sí, lo recuerdo muy bien. Yo llegué a ser el reemplazo de una persona que ese día no había podido ir, entonces se me hizo muy normal. Al día siguiente me llamaron para que volviera y de esa llamada ya han pasado casi 18 años en los que he estado aquí.
¿Qué significa para usted ser parte de un equipo que todos los días trabaja por mejorar el futuro de nuestra ciudad?
Muchísimo. Significa muchísimo porque Invest in Bogotá ha sido una empresa que ha crecido demasiado, y yo la he visto crecer. He visto demasiada gente extranjera, de todos lados, que ha venido a Invest in Bogotá y soy testigo de lo importante que es esta empresa. Llegué al noveno piso; el primer piso que consiguió el señor Virgilio Barco (el primer director que tuvo Invest in Bogotá. Recuerdo que al principio éramos muy pocos; 10 o 12 personas tal vez, pero después comenzó a llegar gente y ya no cabíamos. Fue ahí cuando tomaron el cuarto piso del edificio en el que estábamos ¡Era grandísimo! Tenía una súper cocina con muy buenas salas, y muchísima gente empezó a llegar. Estábamos en el punto más alto, pero llegó la pandemia y nos vimos en la necesidad de mudarnos. De ese primer espacio, nos mudamos a las oficinas en la Cámara de Comercio, donde estamos hoy.
¿Cómo fue el cambio de una oficina a otra?
Llegar acá fue un cambio bastante, bastante duro, pues esta oficina les tocó remodelarla toda. La pandemia nos traía azotados a todos; yo realmente pensaba que la empresa no iba a lograr salir de esta. Pensé que todo se iba a parar, pero cuando llegó la señora Isabella Muñoz (directora ejecutiva entre 2021 e inicios del 2025) la agencia se levantó otra vez. Empezaron a llegar muchísimas personas de nuevo y empezamos a crecer otra vez.
¿Cómo cree usted que desde su trabajo puede marcar una diferencia en la manera en la que la gente percibe la agencia?
Bueno yo creo que todos aportamos un granito de arena, realmente. Si no, sería muy difícil, ¿no? Cuando la gente viene siempre los escucho decir: “Oh, qué empresa tan bonita, qué oficinas tan elegantes, qué buen servicio tienen” y esa parte ha sido sumamente importante para mí. Todo el mundo debe aportar para que las cosas funcionen y toda la gente que hay aquí son unos luchadores, son unos berracos y hacen un muy buen trabajo.
Lucecita, ¿cuál es el momento más bonito que ha vivido siendo parte de este equipo?
¡Es que han sido muchísimos! Recuerdo con especial cariño el trato que me daban. El jefe Juan Gabriel Pérez, que fue el director ejecutivo después del señor Virgilio Barco fue muy especial conmigo. Recuerdo que yo entraba a las reuniones a llevarles café y siempre me presentaba a sus invitados. Decía: “Ya llega Lucecita con el café”, o “Lucecita es una persona muy importante”, y me fui sintiendo cada vez más parte de la agencia. Me halagaban un montón mi forma de preparar café, decían que en Invest in Bogotá se hacía el mejor café, y esos momentos fueron muy especiales para mí. Aparte, el jefe Juan Gabriel siempre escogía sitios muy bonitos para llevarnos a parchar bien chévere en las celebraciones de fin de año.
Esta agencia era muy pequeña cuando nació. Usted estuvo cuando eran menos de 15 personas, ¿cómo ve usted el viaje que ha tenido la agencia para llegar a ser lo que es hoy en día?
Sí, la verdad es que la oficina era muy pequeña. Don Virgilio tenía un espacio en arriendo y eran tres o cinco personas. Cuando nos pasamos al noveno piso del edificio ya la cantidad de gente que llegaba era mucho mayor. En ese entonces no estaba sino el señor Don Virgilio, que era el director, y la señora María Jimena Obando, que se encargaba de lo administrativo. Después fueron llegando otras personas a ayudar a dirigir la oficina. Para ese entonces lo que llegaba era mucho extranjero porque ya habían empezado las primeras conversaciones del metro de Bogotá, entonces todas esas personas de otros países llegaban para ver quién se quedaba con la licitación. Ya después cuando llegó el señor Juan Gabriel también trajo consigo a mucha gente. Y empezamos a crecer a la velocidad de la luz.
¿Cómo siente que ha crecido junto con la agencia?
Yo he crecido bastante en esta empresa. Al llegar a Invest in Bogotá logré tener una estabilidad de trabajo que no había encontrado, pues yo trabajaba era por días, haciendo reemplazos y cosas por el estilo. Pero al llegar a Invest in Bogotá me mejoró muchísimo la vida. Logré darle la universidad a mi hijo, logré hacer otros proyectos que tenía en mente y realmente, me ha ido muy bien. Además, quiero muchísimo a esta empresa y a toda la gente que trabaja acá.
¿Qué siente que es lo más valioso que ha aprendido en este camino junto con Invest in Bogotá?
He aprendido muchas cosas, pero si tuviera que nombrar una sola diría que es el respeto. Aquí a mí la gente me respeta muchísimo, han sido muy amables conmigo y me ayudan muchísimo. Me ha ido muy bien, de verdad.
Desde el área donde usted se desempeña es necesario tener muy claro el don de servicio ¿Cómo se prepara todos los días para llegar y ser esa cara amable que todos en algún punto necesitamos?
Yo siempre estoy preparada. Creo que es cuestión de mentalidad y de tener el chip listo. Yo ya tengo en mi mentalidad que tengo que madrugar porque vivo demasiado lejos, por ejemplo. Ese chip ha estado durante 18 años y vive disparado todo el tiempo. Siempre desempeño mi labor con la mejor actitud posible, creo que ese es de mis aportes más importantes para la agencia.
¿Qué le diría a una persona nueva que entra por primera vez a la agencia y se cruza con usted en la cafetería?
Le diría que esta empresa es muy buena, espectacular. Todos son muy queridos, hay mucho respeto. A toda la gente siempre se le dice que aquí se pasa bien. Aquí se pasa bastante bien.
¿Ha habido algún obstáculo con el que se tuvo que tropezar en este camino?
Más que obstáculos me he encontrado con enseñanzas que guardo con mucho cariño. He tenido la oportunidad de conocer a mucha gente y esa es una enseñanza muy bonita que pocas personas pueden tener. Lo deja como marcado a uno porque uno recuerda esos momentos y piensa: “Ay, cuando fulanos estuvieron por acá, que pasó tal cosa” o cosas por el estilo.
¿Qué siente que ha aprendido de todas las personas que vienen y van de la agencia?
Uno aprende algo de cada persona porque todos somos seres diferentes. Cada persona es un mundo diferente. Entonces uno aprende de cada persona, de sus gustos, su manera de hablar, su manera de ser….. muchísimas cosas. Entonces es como un colegio para uno, aprender de todos también.